Gentileza de edición del Dr. Gabriel Quintero, de Colombia
El Dr. Bob Funk asegura que luego de haber trabajado en Honduras por 22 años se ha convertido en un “viejito y una figura decorativa” en la profesión. Anteriormente trabajó por más de 25 años en tres Provincias de su país Canadá y en dos Estados de Norteamérica.
Se graduó del CMCC en 1973 y comenzó a trabajar en Bruce Mines, un pequeño pueblo de 500 habitantes. (Fue privilegiado al tener la más grande inauguración de su consultorio en Septiembre de 1973, debido a varios eventos especiales cercanos con varias figuras políticas. Incluyendo al Vice Premier de la provincia de Ontario, dos Miembros del Parlamento Provincial, un Miembro del Parlamento Federal, el alcalde del pueblo, el juez provincial quien lo persuadió que se radicara allí, un quiropráctico de 82 años, el primero de dos generaciones, un pastor que invocaba bendiciones de lo alto y su padre, todos participaron.)
El Dr. Bob asegura que su mayor descubrimiento en sus primeros años fue la técnica Y-Axis Flexion Distraction, desarrollada por James Cox, cuyo trabajo, investigación y técnicas han recibido fondos federales para la investigación basada en evidencia, muy útil para el tratamiento de muchos síndromes difíciles que antes eran tratados de forma no convencional.
En Diciembre del 98 sus gestiones para renovar su licencia en Nuevo México fracasaron debido a los requisitos para permanecer allí y comprar un consultorio. Regresando a Canadá sin perspectivas de trabajo conoció a un quiropráctico que lo invitó para que conociera Honduras.
Después de permanecer en Honduras por un año en 1999, indeciso de quedarse, se tomó un mes en Guatemala para ver si se establecía en Honduras o regresaba a Canadá. Varias señoras lo convencieron de regresar a Honduras para tratar niños discapacitados, a los cuales ya estaba tratando en Guatemala.
Regresó a Honduras en el 2000 en la caliente ciudad de San Pedro, donde conoció a su esposa Sandra, su esposa anterior había muerto de cáncer un año antes. Desde entonces se ha dedicado a tratar todo tipo de pacientes, de todos los estratos socioeconómicos, algunos de forma humanitaria, otros, políticos de alto nivel.
Han habido pocos colegas con quien ha trabajado, solo uno durante los últimos años, un MD/DC que ayudó con las reclamaciones de seguros. El Dr. Bob ha dado charlas en muchos hospitales a médicos, enfermeras, dentistas, otros profesionales de la salud y al público con respecto al tratamiento único que ofrece la quiropráctica.
Numerosos doctores alópatas, dentistas y enfermeras han recibido tratamiento quiropráctico y también han remitido pacientes. A pesar de no existir legislación profesional en Honduras, el Dr. Bob implementó los mismos procedimientos para tratamiento quiropráctico existente en Canadá antes de 1999.
Tuvo muchas dificultades para explicar exactamente qué tipo de terapeuta era, y en qué se diferenciaba de los fisioterapeutas. Los médicos y el poderoso Colegio Médico no tienen interés en aceptar y reconocer que la quiropráctica es una terapia válida, y que por seguridad de la población debe ser regulada para evitar que personas no entrenadas puedan ejercerla.
Al Dr. Funk le entristece saber que la principal entidad responsable por la salud en Honduras, no esté seriamente interesada en saber qué y quienes son los quiroprácticos y porqué el público necesita protección de los impostores, pues cualquiera puede dedicarse a ello.
Sin embargo, el Dr. Bob siente una gran satisfacción personal al haber ayudado a que pacientes seriamente afectados por hernia discal pudieran evitar la cirugía por medio de los métodos Cox. Y por supuesto, la satisfacción en los rostros de cientos que estuvieron aterrados tratando de evitar la cirugía, especialmente de aquellos sin fondos para pagarla.
El Dr. Bob siente que sus logros han llegado en varias formas, y que probablemente el más grande es saber que ha llenado un nicho muy necesitado en Honduras que nadie más había llenado.
Una gran bendición para él mismo y sus pacientes.
El Dr. Funk dice que “espera encontrar a alguien que calce sus zapatos pronto, pues 48 años de trabajo es un tiempo muy largo”.